Cada movimiento cuenta. Por eso, en consulta, no solo observo si un paciente puede caminar, sino cómo lo hace, con qué esfuerzo, con qué estabilidad, y cómo se siente al hacerlo. La movilidad no es solo física, también es emocional.
Evaluamos fuerza, tono, coordinación y equilibrio para desarrollar planes de tratamiento personalizados. Ya sea que una persona tenga una patología neurológica, ortopédica o del desarrollo, trabajamos con metas reales y alcanzables.
Y no se trata solo de moverse, sino de hacerlo con seguridad y sin dolor. Por eso también evaluamos el entorno y ofrecemos herramientas concretas para evitar caídas, adaptar la vivienda y ganar independencia.
¿Querés mejorar tu movilidad o la de un ser querido? Podemos hacerlo juntos.
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